Cuando se empezó a hablar sobre la posibilidad de sacar una ley de medios a principios de año -que está demás aclarar que apoyo- y cuando más adelante leí el anteproyecto de ley de servicios audiovisuales, se me ocurrió que era una gran idea apoyar la iniciativa desde el inciso que hacía referencia al deporte y la posibilidad de declararlo de “interés nacional” y trasmitirlo gratis a todo el país mediante la televisión pública.
Después de algunas charlas con los chicos de Un día peronista se nos ocurrió armar un blog donde condensar toda la información que surgiera sobre el negocio del fútbol contra las empresas que se lo habían apropiado, y agregarle contenido propio. El blog es, sigue siendo, Abramos la cancha, a pesar de que ahora ya no tenga sentido, porque como pocas veces en la historia la realidad superó con creces la mejor de las expectativas. Lo que en principio era poder ver un clásico hoy es como ya todos saben la posibilidad de ver los 10 partidos de la fecha por televisión abierta. Y además tenemos la norma japonesa.
Ese mismo día se nos ocurrió hacer otro blog más politizado con la misma idea pero con otro enemigo: Clarín, que era el mismo, curiosidades de la monopolización de las cosas. Buscamos hacer hincapié en lo tendencioso desinformativo del mayor medio de este país. Patucho las diseñó en tres noches usando plantillas de wordpress, un fenómeno. Estábamos online con las dos páginas, casi en paralelo, en menos de una semana. Contrariamente a lo que imaginaba en un comienzo quetepasaclarin.com tuvo más éxito que la página de fútbol, no sólo en las colaboradores si no también en entradas únicas y en comentarios. Seguramente tendrá que ver que en el micromundo de la blogósfera en la que nos movemos existe un sentimiento más antimonopólico que profutbolístico. Además escribían monstruos. Diego F, seguramanente el mejor bloguero vivo (?), la Compañera Ambalivabal, con su gran capacidad de trabajo y su mirada cruel sobre el negocio, y otros muchos colaboradores a los que saludo desde acá con la mano en alto.
La frutilla del postre fue la desinteresada colaboración de Claudio Díaz, quien una vez enterado del emprendimiento se contactó con nosotros y empezó a mandarnos colaboraciones en cantidad (y calidad) y, lo que es más interesante, le sumó esos saberes sobre los jerarcas del multimedios, adquiridos en los largos años en los que trabajó en el diario, hasta que en medio del conflicto con el campo lo echaron por una opinión disonante con el concierto de periodistas, tan independientes como uniformes.
Tampoco vamos a creernos lo que no fue, por otro lado. Era un portal leído, sí, pero no era ni a palos un factor real de contrainformación frente a ese animal multicéfalo, que para imponer sentidos comunes en la ciudadanía le basta una mañana de coral y disciplinado relato. Apenas podemos decir que hicimos una página atractiva, que no nos quedamos callados y que sirvió para dar herramientas a quienes quisieron -y quieren- militar a ley. Un fin módico, que el Grupo no soporta. Un monopolio por definición sienta sus bases en la ausencia de voces alternativas, y así como echa periodistas, compra espacios, infla opositores, intimida competidores y coopta voluntades, también persigue judicialmente a perejiles, no sea cosa que crezcan.
Volvamos al comienzo, cuando decidimos sacar los portales registré con mi nombre real, Matías Castañeda, ambos dominios puntocom. Pasó el tiempo, hasta que una noticia se postergó por demasiados días en la home. Era una nota que versaba sobre la confesión de un ex directivo de La Razón acerca del hombre que se hacía llamar dios, Héctor Magnetto, quien le habría reconocido en persona irregularidades en la adopción de ambos hijos de la viuda de Noble, Ernestina, la dueña del multimedios Clarín, una cuestión que incomoda por demás a los ejecutivos de cuenta de la empresa que mercantiliza las noticias de nuestro país. Decía, unos días después de reproducir ese artículo, que había sido publicado por el diario Crítica, además, se hizo presente en mi casa un escribano con la exigencia del apoderado del grupo y un abogado especialista en temas marcarios a instarme a que le pase la propiedad de quetepasaclarin.com. Si no iniciarían acciones legales por indebido uso de su marca, como si nuestro fin fuera ganar guita, como si lo que le molestara fuera eso, y no el contenido.
Obviamente me cagué en las patas y en principio quise ver la manera de solucionar el tema sin llegar a una judicialización de la protesta. Pero pasados los días entendí que no era muy honesto de mi parte pasarme la vida quejándome desde afuera y cuando una situación me incumbía a mí, hacerme el boludo. Así que decidí no arreglar en la mediación con los representantes del Grupo, abriendo la posibilidad de que comiencen un juicio en mi contra.
Es una lucha desigual, y quién sabe si tenemos razón desde lo legal, porque obviamente los abogados de Clarín no son pasantes.
Me imagino como un Larry Flynt muy de cabotaje, contra la gente, pero no como dice la película, más bien según Bonelli,porque la gente dice otra cosa, así que ayúdenme a diseñar remeras y provéanme de cítricos, tenemos una pelea simbólica por delante.
Los mantendré informados de lo sucesivo porque sé que es un tema que a muchos blogueros les interesa tanto como a mí, y porque como en El Eternauta, acá no hay héroes individuales, somos un movimiento bloguero nacional y popular de línea dura ja ja.
Hasta entonces.
Después de algunas charlas con los chicos de Un día peronista se nos ocurrió armar un blog donde condensar toda la información que surgiera sobre el negocio del fútbol contra las empresas que se lo habían apropiado, y agregarle contenido propio. El blog es, sigue siendo, Abramos la cancha, a pesar de que ahora ya no tenga sentido, porque como pocas veces en la historia la realidad superó con creces la mejor de las expectativas. Lo que en principio era poder ver un clásico hoy es como ya todos saben la posibilidad de ver los 10 partidos de la fecha por televisión abierta. Y además tenemos la norma japonesa.
Ese mismo día se nos ocurrió hacer otro blog más politizado con la misma idea pero con otro enemigo: Clarín, que era el mismo, curiosidades de la monopolización de las cosas. Buscamos hacer hincapié en lo tendencioso desinformativo del mayor medio de este país. Patucho las diseñó en tres noches usando plantillas de wordpress, un fenómeno. Estábamos online con las dos páginas, casi en paralelo, en menos de una semana. Contrariamente a lo que imaginaba en un comienzo quetepasaclarin.com tuvo más éxito que la página de fútbol, no sólo en las colaboradores si no también en entradas únicas y en comentarios. Seguramente tendrá que ver que en el micromundo de la blogósfera en la que nos movemos existe un sentimiento más antimonopólico que profutbolístico. Además escribían monstruos. Diego F, seguramanente el mejor bloguero vivo (?), la Compañera Ambalivabal, con su gran capacidad de trabajo y su mirada cruel sobre el negocio, y otros muchos colaboradores a los que saludo desde acá con la mano en alto.
La frutilla del postre fue la desinteresada colaboración de Claudio Díaz, quien una vez enterado del emprendimiento se contactó con nosotros y empezó a mandarnos colaboraciones en cantidad (y calidad) y, lo que es más interesante, le sumó esos saberes sobre los jerarcas del multimedios, adquiridos en los largos años en los que trabajó en el diario, hasta que en medio del conflicto con el campo lo echaron por una opinión disonante con el concierto de periodistas, tan independientes como uniformes.
Tampoco vamos a creernos lo que no fue, por otro lado. Era un portal leído, sí, pero no era ni a palos un factor real de contrainformación frente a ese animal multicéfalo, que para imponer sentidos comunes en la ciudadanía le basta una mañana de coral y disciplinado relato. Apenas podemos decir que hicimos una página atractiva, que no nos quedamos callados y que sirvió para dar herramientas a quienes quisieron -y quieren- militar a ley. Un fin módico, que el Grupo no soporta. Un monopolio por definición sienta sus bases en la ausencia de voces alternativas, y así como echa periodistas, compra espacios, infla opositores, intimida competidores y coopta voluntades, también persigue judicialmente a perejiles, no sea cosa que crezcan.
Volvamos al comienzo, cuando decidimos sacar los portales registré con mi nombre real, Matías Castañeda, ambos dominios puntocom. Pasó el tiempo, hasta que una noticia se postergó por demasiados días en la home. Era una nota que versaba sobre la confesión de un ex directivo de La Razón acerca del hombre que se hacía llamar dios, Héctor Magnetto, quien le habría reconocido en persona irregularidades en la adopción de ambos hijos de la viuda de Noble, Ernestina, la dueña del multimedios Clarín, una cuestión que incomoda por demás a los ejecutivos de cuenta de la empresa que mercantiliza las noticias de nuestro país. Decía, unos días después de reproducir ese artículo, que había sido publicado por el diario Crítica, además, se hizo presente en mi casa un escribano con la exigencia del apoderado del grupo y un abogado especialista en temas marcarios a instarme a que le pase la propiedad de quetepasaclarin.com. Si no iniciarían acciones legales por indebido uso de su marca, como si nuestro fin fuera ganar guita, como si lo que le molestara fuera eso, y no el contenido.
Obviamente me cagué en las patas y en principio quise ver la manera de solucionar el tema sin llegar a una judicialización de la protesta. Pero pasados los días entendí que no era muy honesto de mi parte pasarme la vida quejándome desde afuera y cuando una situación me incumbía a mí, hacerme el boludo. Así que decidí no arreglar en la mediación con los representantes del Grupo, abriendo la posibilidad de que comiencen un juicio en mi contra.
Es una lucha desigual, y quién sabe si tenemos razón desde lo legal, porque obviamente los abogados de Clarín no son pasantes.
Me imagino como un Larry Flynt muy de cabotaje, contra la gente, pero no como dice la película, más bien según Bonelli,porque la gente dice otra cosa, así que ayúdenme a diseñar remeras y provéanme de cítricos, tenemos una pelea simbólica por delante.
Los mantendré informados de lo sucesivo porque sé que es un tema que a muchos blogueros les interesa tanto como a mí, y porque como en El Eternauta, acá no hay héroes individuales, somos un movimiento bloguero nacional y popular de línea dura ja ja.
Hasta entonces.
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