Llaman populismo a toda medida que intente revertir las consecuencias nefastas que el ideario neoliberal ha sabido derramar por estas tierras.
Más aún, culpan a eso que llaman populismo, de todos los desastres que padeció y padece el país por las políticas que ellos implementaron (deuda externa, extrema pobreza, inseguridad, justicia burlada, etc).
Se empalagan con vacías premisas republicanas para impedir que se cumplan los derechos básicos de sus conciudadanos, sobre todo aquellos que le cambian la vida a los más desprotegidos.
Hablan de fascismo con una liviandad propia de quienes nunca se comprometen con la verdad y utilizan términos muy sensibles a nuestra trágica historia (persecución, censura, autoritarismo) para denigrar a un gobierno que hizo de la defensa de los derechos humanos una política de Estado.
Instalan sospechas infundadas en cada acción de gobierno para ocultar la ausencia de propuestas alternativas.
Hablan desde una verdad absoluta y una moral intachable que poco se condice con sus actos públicos y sus trayectorias.
Son los nuevos profetas del odio, esos a los que les irrita el éxito de un gobierno popular.
Son los mismos que hubiesen preferido el fracaso de las políticas de reactivación para solazarse con una nueva frustración colectiva y, de paso, anoticiarnos de que ya habían profetizado ese destino incierto.
Son los que se resisten a reconocer el carácter correcto de las decisiones políticas del gobierno, aún aquellas que habían considerado necesarias en su momento.
Son los que piden prudencia y moderación, pero cuando les toca actuar en público caen siempre en el más gratuito agravio y la continua descalificación.
Son los que apelan a la moralina barata y la pose indignada pero reproducen en sus filas lo peor de la política argentina, esa que nos llevó a la crisis de representación y el descreimiento colectivo.
Son los que se rasgan las vestiduras si 20 adolescentes toman ilegalmente una escuela de barrio, pero festejan cuando los nuevos ricos cortan todas las rutas del país también ilegal e inconstitucionalmente.
Son tan mentirosos e hipócritas, que hace 5 años que repiten que desean que al gobierno le vaya bien y tenga éxito, cuando no pararon de inventar falacias, catástrofes inminentes, negociados inexistentes y pronósticos siniestros que nunca sucedieron.
Son los mismos que, en nombre de la reconciliación y el futuro, pretenden condenarnos a un presente sin verdad y sin justicia.
2 comentarios :
No me digan, Compañeros, que a ustedes también les estuvo hinchando las pelotas ese tal Juan de los Palotes Medrano! Porque a mi me internó con todas esas giladas de "fascismo peronista" tipo Sebreli!
Un saludazo, como siempre.
Mario
Gracias Cumpa: por tu comentario, la verdad que hablar de fascismo a esta altura, es de baja intelectualidad, pero hay de todo en la WEB.
Un abrazo.
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