IDENTIDAD PERONISTA II

La identidad doctrinaria del justicialismo, recreada a lo largo del tiempo en función de los renovados desafíos que le tocó afrontar, permitió que, a diferencia de lo ocurrido con otros grandes movimientos populares, el peronismo no solo lograra superar la desaparición física de su fundador, sino que consiguiera mantenerse como la principal corriente política argentina.

La consolidación de esa identidad doctrinaria y de su continuidad histórica exige asumir sus más de sesenta años de trayectoria política sin beneficio de inventario, con sus luces y sus sombras, sus aciertos y sus errores, que todos cometimos.

Pero la reconstrucción del peronismo no puede ser nunca un fin en sí mismo. Es una herramienta para impulsar una amplia convocatoria a todos los sectores políticos y sociales para generar una nueva alternativa de transformación. Porque, como también dijo Perón, "a este país lo arreglamos entre todos o no lo arregla nadie".

Sólo mediante una auténtica política de pacificación y de unidad nacional será posible reencauzar a la Argentina por el camino de la democracia, del pleno respeto al Estado de Derecho y a la libertad política y económica, del aliento a las inversiones productivas, de la integración al mundo y, por sobre todas las cosas, de la justicia social.

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